Santiago, 13 de enero del 2009.
Mis ojos corren-lentas
arboledas,
la memoria enciende
secretos:
el pasado
su figura.
Así
esfuma, se
mofa y esconde
la huída.
Furtivo
tu cuerpo
sorprende, y
emprende la
pesadilla:-¡y
esos pájaros negros que no dejan de volar!
A un costado
del espejo
me alzo
me hinco
para inquirir
des-
memorizada.
Sobra uno de
tus ojos y, uno de tus
brazos
des-venado a la
altura del
izquierdo codo:-¡ y esos pájaros negros que no dejan de volar!
No son párpados,
no son cuencas
no es
tu traje
negro, no
tu ánimo enfermo,
no
mi respirada
en medio del
parque:-¡ y esos
pájaros negros que no dejan de volar!
Astrid Fugellie
(del libro
inédito, LAS FLORES DEL
MORIR)