coger tu libro luego del asombro
baste
evocar un lirio cruzando tu casa
baste-me el silencio de la tarde blanca,
blanca
del río,
hoja abierta del pretérito,
así,
tan humilde y grande tu jardín
albo
amor,
alba palabra
blanca
asombro
que jamás ocultas para sembrar
el hecho,
blanca
sembradora de lo otro tuyo,
el pablo
una
en otra blanqueada, las alturas
hombre en hombre,
cielo,
la montaña blanca
esa
cordillera de la piedra,
ese país y esa pena que no des-
conoces
y ese antiguo nombre
te
obsesiona,
porque Neftalí arbolea sobre tu follaje.
porque
un mundo de palabras avecina y habla,
porque toda oda seguirá su intangible
lo
per-sedero del misterio,
misterioso vivir des-
poseído.
Inevitable entonces no reír angustias
cuando
besa y llora el lírico
cuando en tu parral el chilito brinca
un
silencio,
y tu grande Neruda
desase
bajo la lluvia
a la par,
él
y tú,
la historia negra
es que la blanca siempre acoge lo inasible
es
que la blanca,
lúdica y lúcida,
aurolea
ese baile complejo,
esa llaga lamentable,
la
mezquina,
y en ese humado deshilar la tinta
tu
palabra que nada más sale del alma blanca
blanca
del rio
…
Astrid
Fugellie
Poema
dedicado a la escritora Blanca del Río Vergara