a Jorge Teillier
La muerte danza en las encendidas
del apego:
-¡Que no quiero verte!
-Déjame en el estío.
Cómplice de esa queja la ciudad antropófaga
muestra cielos encarnados:
-¡Que no quiero verte!
-Déjame en el estío.
La calle, hasta el tope de abandonos,
amaranta en automóviles
y los fracasados vocean:
-¡Que no quiero verte!
-Déjame en el estío.
Cuando la aurora muere
el desamparo hace ruinas a los dañados
de amor:
-¡Que no quiero verte!
-Ya te dije que me dejes llorar
en el estío.
Astrid Fugellie Gezan
En “La Generación de las Palomas”
Editorial La Trastienda. Santiago, 2005.