Si
bien es cierto el micro relato es, por identificación, un relámpago, un flash,
una condensación, un quebrantamiento, y/o “una
inquietante fragilidad”, según Augusto
Monterroso, entre otros-as, no es menos verdadero, también, que en opinión
de Borges, cito: “este género posee un rigor más severo en su
construcción, y una prosa menos decorativa pero más pudorosa y más limpia”.
En
Chile la micro ficción surge en los años 80, cuando la Dictadura Militar
desbastaba la libertad de expresión del artista que, entonces, se vio obligado
a buscar otra estética que diera cuenta de la fragmentación social de la que
éramos objeto.
Surge
entonces la brevedad, la mini ficción, el mini teatro, la micro danza,
necesario argumento para reelaborar una civilidad rota.
No
obstante lo dicho, que por cierto está en el libro Hija Única, he querido hacer un cambio de imaginario y/o paradigma.
Tomo
entonces los cuatro elementos fundantes; me refiero al agua, a la tierra, al aire
y al fuego para, enseguida, aplicarlo a cuatro mini relatos de Mariela Ríos
Ruíz Tagle en Hija Única.
El agua, la tierra, el
fuego y el aire
Luego
de caminar largos años nuestra literatura, la chilena evidentemente, he llegado
a leer estos cuatro elementos en cuatro magistrales exponentes de nuestra
lírica. Me refiero a Neruda, (agua), Mistral,
(tierra), De Rokha, (fuego), y, Huidobro,
(aire) y que, coincidentemente para mi satisfacción, los encuentro en nuestra
autora en particular.
Pablo Neruda, ejemplo vivo del agua
dice, cito: “…Cada uno avanza embargado
en aquella soledad sin márgenes, en
aquel servicio verde y blanco, los bosques derribados…la soledad, el agua…”
Se
trata entonces, del primer cimiento que vislumbro en el texto Hija Única de Ríos Ruiz Tagle, y su introducción al agua como elemento fundante, cito pág. 22:
“…Uno a otro se
comunican, se entienden, se hablan, se unen, se separan, se abren, se
distienden, se tocan, se besan, se trasmutan, se nublan, se pierden, se
inundan, se vierten, se llueven, se mojan, se engrandecen, se empequeñecen, se
vuelven locos todos los nervios de mi cuerpo al verte.”, (Espasmo).
Me
convence, ahora, mistralear con Gabriela los
contornos de la lengua y mistrando, me sumerjo en ella, acaso el Valle del
Elqui donde Lucila refirió a su idioma:
cito: ”…
en el tiempo en que yo me peleaba con la lengua, exigiéndole intensidad, me
solía oír, mientras escribía, un crujido de dientes bastante colérico, el
rechinar de la lija sobre el filo romo del idioma…”
Clave
simbólica en Ríos Ruiz Tagle, la
existencia humana que nos dilucida aquello único, irrepetible e intransferible
que somos, cito, pág. 107:
“…El cielo se oscurece
y alguien toca un saxo a lo lejos.
La melodía se va
alejando en la medida que camino por la avenida, los largos árboles silenciosos
me acompañan, las flores que comienzan a nacer, las parejas sentadas en los bancos, las nubes arriba, ese gatito inquieto en la esquina, todos me
acompañan.
Todos menos tú. (Ausente).
Redondeando
estas micro ficciones de Ríos Ruiz Tagle,
sus nudos, los atados y des-atados, sus hechos y sus desechos, surge el fuego
de Pablo, nuestro Pablo de Rokha, cito: “…Al poema como al candado, es menester
echarle llave; al poema como a la flor, o a la mujer, o a la ciudad, que es la
entrada del hombre…”
Mariela Ríos Ruíz Tagle aborda al fuego-amor
en toda su intensidad, su fragmentación temática es notable en esta hechura, cito pág. 61:
“… La pregunta estaba escrita en tus ojos,
pero como nunca te miraste al espejo, no pudiste saber que yo era la respuesta”. (La Ceguera).
Lo
trascendente como factor cumbre y concepto vuela, arrima y sumerge en el aire, el
aire que es y versifica Huidobro, cito: “…Cae / Cae eternamente / Cae al fondo del infinito / Cae al fondo del
tiempo…”
(Conviene
recordar aquí, también, La joven del abrigo largo, micro ficción de Vicente
Huidobro).
Coincidentemente
Ríos Ruiz Tagle también es
protagonista de este torrente, cito 88 “…Tiraré los años por el balcón, como son delgados, de la mano del
viento, se convertirán en pestañas de algún astro cercano.
Hoy quiero dormir con
mis ojos abiertos. (Sonámbula).
Suscribiendo
a la premisa de Bloom, “todo género es poesía”, y, apelando a lo que también sé, suscribe Mariela porque es poeta y sabe de lo
breve, lo leve, de la síntesis, que en definitiva, es una aspiración de larguras en el arte, y en
su estética, he considerado indispensable traer a colación a estos cuatro
padres literarios con sus respectivos elemento fundantes, para recomendar a
nuestra escritora con su tale, Hija Única, como a una ráfaga efectiva, una story, un yarn, un sketch, que estoy cierta y convencida, todos y cada uno de ustedes engullirán solaces
por goce, por deleite hacia esta maravillosa escritora y, escritura.
Gracias amiga querida,
gracias.
Astrid Fugellie Gezan
Poeta