(A la memoria de Violeta Parra)
Viola mía, en la Reina perdimos
las dos, ¡y qué barrio más precioso…!
Es de esperar que al pie
del cerrito huelen,
digo por la santa
lucía,
tejas los hilos
ma-
macita,
muere de a
golpe
toda la vida,
caray, caray.
Así rasgues cantares,
garganta de
puro alivio,
y rimen tus versos
mi Viola,
las enojadas…,
caray, caray.
En el santiago
del centro,
yo te lo
digo,
rueda tu queja-borrasca,
viola
perfecta,
caray, caray…
Ahí
se imponen furiosas
las escaseadas,
para que luego
te nieguen,
mi Viola,
toda mesada.
¡rompe
las aspilleras!,
salva ese entuerto
y échale mano a las cuerdas
de tu tristeza,
caray, caray,
Eres una chilenera,
la más hermosa,
que no se apaguen los trinos
de tu guitarra,
caray, caray.
Te olvidan dentro un salario
los alarmantes,
esquirla hecha
de angustia
mi diosa,
certeza de los calvarios…
Desfonda tu pandereta,
de tomo y
lomo,
caray, caray
y apaga duro
la fiesta,
en esta carpa,
caray, caray.
La virgencita te llora, te im-
plora, yo te lo digo,
y
tu chilito consterna, mi reina,
¡duela conmigo!
…y tu chilito consterna, mi reina,
¡duela conmigo…!
Astrid Fugellie, del libro ARCHIVO
2015.