martes, 16 de diciembre de 2014

santa leche


Nuestra Señora lloraba en las cuencas del cielo
y el Divino Cordero preguntó:
-¿A qué vienen tus lágrimas?

Entre suspiro y suspiro la Virgen repuso:
-Siento dolor hijo mío.

Y el Cordero de Dios insistió a María:
-¿Te duele el pecho, los medios pechos, acaso?

Mirando la Inmaculada al Nazareno
señaló sus mamas fláccidas
y como volviendo a la misma canción, dijo:
-Mira Jesús, cuando te amamantaba
el dolor era tan dulce
que hizo jubilosa mi lactancia.
Después, cuando el pan y el vino fue necesario a
tu cuerpo
y, mi jugo se enquistó por abundante,
apreté el pezón de mis pechos y los derramé,
en nombre tuyo y del espíritu,
por toda la vía láctea.
Como ves, concluyó la ingenua, hace siglos
que no duelen.

Entonces,
interrogó el torturado en su cruz:
-¿Por qué lloras?



Astrid Fugellie


de Los Círculos, “Círculo Inmaculado”, 4ª Edición, EDITORIAL  LA  TRASTIENDA, Santiago, julio.2013. 

maría santísima


Y en medio de la preñez, empeñó su palabra:
-Seré la fiel de mi hijo en todas las rúas
y llevaré la maternidad  al extremo
aunque los Oráculos me ulceren.


maría santísima




Dios era tierno como un lactante
y ya me acomodaba al fondo de tus ojos.
Con las dos caras de mis dedos
apretaba el pezón de la agonía.

Pensaba, o por lo menos así lo creí,
dar rienda suelta a la leche.
La leche descendía de la mejor nodriza de la tierra
y la tierra venía germinando de la primera mancha.

Ocurría todo esto en tiempos remotos,
si bien a lo remoto se le puede dar un nombre.


Astrid Fugellie
de Los Círculos, “Círculo Inmaculado”, 4ª Edición, EDITORIAL  LA  TRASTIENDA, Santiago, julio.2013.