oír el tintinear de las cucharas
bajo la atardecida, y blandir un
sonajero de margaritas cuando
los niños velan.
contemplar un arco iris de noche con
sus ojos en mis cuencas, y vislumbrar
un árbol solitario en medio de la auto-
pista.
cruzar el desierto con un mapa ca-
duco, y perderme en la risa de Nietzs-
che como en un fruto confitado.
desear la luz de la luna azul en lu-
gar de la eléctrica, y hacer un
nido de mandarinas en las cúpulas
atómicas.
proteger mi cuello con la bufanda
roja de Marx Berman, y aceptar que
ya no hay vuelta su olvido me rabo-
tea, y yo no puedo lograr el borrón
y cuenta nueva….