raulina yagán yagán
Raulina
Yagán Yagán, la última yámana de Tekenica y de Ukika, poblados de nutrias y
sembraderos vecinos a la crueldad de las redes y el mar, murió
un diez
y
siete de abril de mil novecientos ochenta y siete.
Raulina
Yagán Yagán no dejó más descendencia que
uno
que otro tejido a telar, que la infeliz hubo de
aprender
para sobrevivir, porque el mínimo empleo
repelió
su oficio de entrelazadora de canastos y
canoas
en miniatura.
Y
así, Raulina Yagán Yagán, la última yámana de
Tekenica
y de Ukika subió a los cielos donde Pedro,
en
nombre del Dios Padre Todo Poderoso la recibió:
—¿Tu
nombre?
—Raulina
Yagán Yagán, repuso la indígena con la
cabeza
gacha, y luego agregó, Annu lalayala...
—¿Qué
dices?, interrogó el Blanco Santo.
—¡Los
he dejado!, ¡Ya los he dejado!, ¿Dónde puedo
encontrar
a mi padre dios yámana?
—¿Tu
dios padre yámana?, ¿Te refieres al dios padre
de
los yaganes?, insistió algo desconcertado el bueno
de
Pedro.
—¡Sí!,
sisí, se esperanzó Raulina Yagán Yagán.
—Murió,
Raulina, tu padre dios murió el diez y siete
de
abril de mil novecientos ochenta y siete, en la
tarde.
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