¿Cómo
ha logrado conseguir, dentro de su poética, aquel avizoramiento tan riguroso y metafórico
que le son característicos?
En
mi caso particular, pienso, no sin antes agradecer tu elogio que, todo avizoramiento
riguroso y metafórico lo he ido adquiriendo con el tiempo en un trabajo diario,
solitario y permanente donde, la meticulosidad en el oficio me ha llevado a la
precisión, a la exactitud, al rigor en la palabra, el verbo y su armonía, su simetría,
su medida o mesura en relación con el texto.
Lo
dicho con antelación, se contextualiza en profunda comunión con aquel
sentimiento que te habita como experiencia de vida, mediata y/o inmediata,
advirtiendo que mi escritura, vale decir, el decirme, departirme,
exteriorizarme, desnudarme, proponerme, razonarme haciendo buen uso o desuso de
la palabra, forma parte de la necesaria, para mí, autorregulación del espíritu,
construyendo siempre, no obstante, Poesía dentro de la POESÍA.
¿Cuál
es su fórmula, cual el procedimiento?
Escribir
todos los días, incluyendo festivos y vacaciones, considerando que el trabajo
fascinante de leer, es escritura, el de pulir, es escritura, el de crear, es
escritura, en fin, Rodolfo querido, el Poeta nace y se hace cotidianamente. La inspiración raramente cae de los Dioses
del Olimpo…, cuando esto sucede, es éxtasis, es absoluto, naciendo, como
resultado, generalmente un texto redondo, acabado. ¡He aquí el bendito misterio
y milagro de la creación!
Resumiendo,
escribo, refrigero, (dejo en stand by meses y/o años), reescribo, y termino o
siento que termino cuando, saco la última palabra que sobra. Sin embargo, jamás
estoy conforme con lo que hago por lo que no vuelvo a leer los libros que he
hecho. Sólo me gusta el que estoy haciendo, el último que aún no concluyo.
¿Cómo
es la publicación de sus libros para un poeta?
Es lamentable la brecha que existe entre la
publicación de prosa y/o ficción con la ninguna o muy poca del género lírico. A
mi entender esto se debe al modelo neoliberal imperante, cuyo objetivo es
cantidad versus calidad. La poesía no
vende por tanto, las Editoriales no se interesan en publicarla. En lo que
respecta a mi país, la complejización de la economía nacional bajo el impacto
del modelo neoliberal imperante, implementado por la Dictadura y continuado
por los gobiernos democráticos a partir de 1990, junto con la creciente
inserción en la economía mundial, ha calado en los grupos económicos donde se
insertan las Editoriales (interconexiones entre Empresas y/o Holdings) cuyo
propósito es la venta masiva. Como la poesía se lee poco o no se lee, según ellos,
no les conviene publicarla por lo que, infortunadamente, nos vemos en la
obligación de auto editarnos. Te repito, Rodolfo, esto es lamentable, qué duda
cabe.
.
Cuéntanos
sobre la publicación “La Generación de las Palomas”.
“La
Generación de las Palomas” es un libro antropológico que abarca desde la niñez
a la adultez. La descoordinación de las
palabras pero también de las ideas, como pedía Camus, no es arbitraria en aquel
conjunto de poemas internos que, a través de la formación anómala, alterada de
oraciones y conceptos versificados, tratan de dar cuenta de mi generación
diezmada (otros llaman generación NN) que por razones tan dolorosas como, por
ejemplo, la que llamo “Historia Negra”, la Dictadura, ese Golpe que
nos dejó moraduras, que nos cercenó a edad temprana. De ahí, mi necesidad de
romper el orden ya irrupto en mí y en mis hermanos. En lo que se refiere a los
testimonios o capítulos, quise di-rumpir nuevamente con una cuasi prosa poética
y arcaica a la manera del Popol Vuh, por
darte un ejemplo.
Cuéntanos
de tu ciudad natal, de tu niñez, de cómo el terruño influyó o no en tu
impronta.
Punta
Arenas, a la que inmemorablemente llamo: una “Especie de País Des-poseído”, es
mi ciudad natal. Provincia o, como la bautizaron, “República Independiente de
Magallanes” es un terruño fascinante. Helada, de invierno perenne no obstante,
la pasada intermitente por el día calendario, de las cuatro estaciones del año:
Otoño, Primavera, Invierno, raramente Verano.
Aldea
brillante, pulcra, contradictoria donde, se remite el tiempo remoto y presente
de mi niñez con sus veranos de cuatro horas nocturnales y sus inviernos de cuatro
y/o cinco horas de claridad.
Hasta
estos Lares llegaron mis abuelos (pioneros de esas tierras) Inglés e Irlandesa
por parte paterna, Austro-Húngaro Francés y Croata por parte materna. De sus
adorables árboles torcidos por el viento, de sus soles y sus lunas frente a
frente (por cercanía con el polo sur), de sus cielos multicolores donde el arco
iris habita siempre, heredé el asombro, de sus 20º bajo cero, de las raíces de
su botánica, la fortaleza. De mis antecesores cayó mi risa fácil, mi espíritu
acogedor, mi capacidad de mofarme de mí misma, mi vocación innata de hacer
hogar. Mis primeras incursiones a la poesía y mi gusto por la estética la viví
en ese despertar ingenuo, en medio de los jardines y quintas, de los sótanos
habitados de arlequines y fantasmas tanto, en la casa materna, en la estancia paterna como, en aquellas
fascinantes moradas de mis abuelas, matriarcas poderosas que me donaron “su
amor por la vida y por la muerte como en uno solo y adventicio milagro”.
Finalmente
y para redondear mi querido amigo te advierto que, a pesar de vivir ya más de
40 años en la capital de Chile, necesito cada cierto tiempo reencontrarme con
mi “País” ya que, como dijera nuestro “buen chillanejo Nicanor” (Parra), nunca termino de llegar a Santiago.
Rodrigo García, Colombia, 2008
Rodrigo García, Colombia, 2008
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