Y en medio de la preñez, empeñó su palabra:
-Seré la fiel de mi hijo en todas las rúas
y llevaré la maternidad al extremo
aunque los Oráculos me ulceren.
maría santísima
Dios era tierno como un lactante
y ya me acomodaba al fondo de tus ojos.
Con las dos caras de mis dedos
apretaba el pezón de la agonía.
Pensaba, o por lo menos así lo creí,
dar rienda suelta a la leche.
La leche descendía de la mejor nodriza de la tierra
y la tierra venía germinando de la primera mancha.
Ocurría todo esto en tiempos remotos,
si bien a lo remoto se le puede dar un nombre.
Astrid Fugellie
de Los Círculos, “Círculo Inmaculado”, 4ª Edición, EDITORIAL LA TRASTIENDA, Santiago, julio.2013.
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