sábado, 12 de octubre de 2013
"Palabras preliminares", por Jaime Valdivieso
La poesía: un reflejo y testimonio insuperables de las tribulaciones del espíritu humano, tanto individual como colectivo. Pero, a la vez, fácil vía para deslizarse por el lugar común y el simple desgarro de los sentimientos.
Astrid Fugellie en este último libro, Un largo insomnio, sortea ambos peligros y logra plenamente describir, sin retórica, en forma simple y auténticamente dolorosa, esa zozobra del alma que llamamos desolación.
Se trata de un libro de 28 páginas, donde presenciamos cronológicamente, desde la media noche hasta el amanecer los vaivenes de una mujer, sujeta a los frágiles hilos de la soledad, la imaginación y los recuerdos.
Y así, en versos breves que van desde las doce sílabas hasta las de tres o cuatro, nos hace vivir con ella, sosteniendo cautelosamente su dolor y su abandono en el vasto silencio de la noche.
La noche es oscura y mis brazos
vacilan y caen,
A nadie hago falta
la remembranza
es el estilo de mi raza
hecha de silbatos,.
de calendarios donde voy
dejada
con los ojos agujereados
a esa luna
que nunca pude..
Nada más ni nada menos hace falta para dejarnos colgando de una indefinible desamparo, pero a la vez con la seguridad de una alma fuerte que salvará este y otros escollos, que a todos nos depara en algún momento inesperadamente la existencia.
Jaime Valdivieso B.
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